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Dra. María Giuffrida

Herramientas para codependencia

  • por
codependencia emocional

INTRODUCCIÓN

Todos estamos necesitados de amor, aceptación y reconocimiento; pero si el no recibirlo de alguna persona que constituye el centro de nuestro universo nos produce una sensación de angustia y soledad, toca analizarnos y entender que algo dentro de nosotros no está marchando bien, y que tenemos que trabajarlo y sanarlo de inmediato; pues puede tratarse de que estemos en una relación de codependencia.

La literatura define al codependiente como una persona que ha dejado que el comportamiento de otra la afecte sobremanera, y no solamente eso, sino que está tan obsesionada por el control de la conducta de esa persona que cae en la mentira de creer que podrá controlar sus sentimientos internos a través del control de la conducta y emociones de la otra persona. El codependiente se encuentra tan atrapado en la otra persona con la que ha sentido auto-identidad personal, que su identidad y sentido de valía queda al margen de los problemas e identidad de esa otra persona de la cual es codependiente.

Las personas codependientes se comportan como un parásito y su hospedero: cada uno utiliza el otro para conseguir algo para sí mismos; no hay verdadera unidad ni sentido del dar desde el amor y aceptación. Incluso, cuando ambas personas en la relación son codependientes, ninguna de las partes está dispuesta a ser sincera, y sólo se aferran a lo que quieren obtener de la otra, llámese dinero, sexo, amistad, admiración o poder.

En casos extremos de codependencia emocional sumisa, la persona codependiente queda prácticamente anulada. Este tipo de relaciones se evidencia habitualmente en las relaciones del maltrato, y la autoestima de la persona codependiente va hacia el deterioro progresivo, quedando ésta a expensas de su maltratador.

Causas de la codependencia emocional

La codependencia aparenta ser amor, pero en realidad es egoísmo, es mutua destrucción, es miedo y control; se trata de relaciones condicionadas a las conveniencias: «Te amo si cambias»; «Si no haces lo que digo, te recrimino, te persigo, y me siento tu víctima.» En la codependencia hay una gran cantidad de manipulación.

A continuación, se detallan algunas características de las personas co dependientes; principalmente, en relaciones de pareja; si en la relación con tu pareja experimentas síntomas como los que a continuación se describirán, es hora de tomar consciencia de que posiblemente estés experimentando un problema de co dependencia emocional:

  • Necesidad obsesiva de cercanía con tu pareja. Ni soportas la distancia física ni toleras que tu pareja no te preste atención.
  • Una necesidad continua del otro, y por mucho tiempo que estés junto a tu pareja nunca te es suficiente.
  • Manifiestas una inseguridad continua con respecto al futuro de la relación; por lo que nunca estás tranquilo con respecto a este futuro y un continuo miedo de que la relación acabe.
  • Tienes un sentimiento bastante negativo de no merecer o estar a la altura de tu pareja. Creyendo incluso, no merecerla.
  • Experimentas continuamente un miedo al desamor. Lo que va acompañado al miedo al abandono.
  • Te vuelves excesivamente complaciente con la otra persona, sacrificando tus propias necesidades y gustos por adaptarte a los gustos y necesidades de tu pareja.

Tipos de relaciones codependientes

Solemos pensar que la codependencia emocional solamente se evidencia en relaciones sentimentales de parejas; pero se evidencia también, entre padres por sus hijos (y viceversa); y aún entre amigos.

  • Codependencia entre parejas.

Con respecto a las relaciones codependientes entre parejas, existen ciertos patrones mentales construidos desde la infancia. La cultura de las novelas y películas románticas hacen creer, sobre todo a las mujeres, que debemos encontrar nuestra “media naranja” para ser felices. Esta expresión denota que somos seres incompletos y que necesitamos de otra mitad (o de alguien más), para sentirse plenos como seres humanos.

Tomar conciencia de que no necesitamos una media naranja, porque somos en realidad “una naranja entera”, nos permitirá amar bien a la otra persona; porque en la conciencia de que así como Dios nos ama, nosotros podemos amarnos, valorarnos y querernos tal cual somos; podremos a su vez, compartir ese amor con otras personas, que también se consideran “naranjas enteras”. Nunca podremos lograr esto con otra persona que piense que necesita una media naranja, porque terminaremos sucumbiendo al hecho de sentirnos responsables de la felicidad de esa otra persona e iniciar un ciclo de co dependencia.

En una relación insana codependiente entre parejas, la autoestima y la identidad de uno o de ambos está dañada; por lo que cuando ocurre una crisis o una separación la actitud es de victima culpando a la otra persona de lo que se está viviendo. La victimización no ayuda mucho, y muy por el contrario, no permite que nos hagamos responsables de nuestro dolor; o esperamos que el otro regrese para recuperar la estabilidad emocional.

  • Padres codependientes

Los padres codependientes, están tan pendientes de la vida de sus hijos adultos (aún casados y con independencia económica), queriéndolos salvar y rescatar, que olvidan de vivir sus propias vidas. Los padres codependientes necesitan ser necesitados, se vuelven controladores y manipuladores. Esta manipulación puede llegar al punto que los hijos se sienten culpables, por no poder hacerlos felices.

Si podemos reconocer que somos padres co dependientes, entenderemos que estamos usando a nuestros hijos para vivir nuestra propia vida. La sobreprotección a los hijos puede contribuir a dañar la confianza en sí mismos y lo que los llevará a dudar en la toma de decisiones importantes si no cuentan con nuestra intervención.

Esta sobreprotección a los hijos, a veces se debe al hecho de que el vínculo en su relación marital está roto, y tienen un temor interno de que si el hijo se va, se termina de dar cuenta de que en realidad, a pesar de estar junto a su pareja, se sienten solos. Y convierten al hijo o hija en una especie de tabla de salvación para evitar esta tan temida soledad.

Los hijos están plenamente capacitados para vivir en forma independiente a los padres; y nosotros como padre debemos promover en ellos esa autonomía e independencia. De esta manera, crearán relaciones con vínculos de confianza y amor.

Cuando los hijos adultos se van, los padres crecen, y a su vez, el hijo madura.

¡Padre!, al librarte de la codependencia, te va a sobrar tiempo para  enfocarte en tu vida, y comenzarás a llenar esos vacíos que tienes. Puedes trabajar en reencontrarte como tu pareja, planificar viajes, hacer vida social y tener sus propios amigos de forma que la atención no gire alrededor de sus hijos.

  • Hijos codependientes

Los padres codependientes, están tan pendientes de la vida de sus hijos adultos (aún casados y con independencia económica), queriéndolos salvar y rescatar, que olvidan de vivir sus propias vidas. Los padres codependientes necesitan ser necesitados, se vuelven controladores y manipuladores. Esta manipulación puede llegar al punto que los hijos se sienten culpables, por no poder hacerlos felices.

Si podemos reconocer que somos padres codependientes, entenderemos que estamos usando a nuestros hijos para vivir nuestra propia vida. La sobreprotección a los hijos puede contribuir a dañar la confianza en sí mismos y lo que los llevará a dudar en la toma de decisiones importantes si no cuentan con nuestra intervención.

Esta sobreprotección a los hijos, a veces se debe al hecho de que el vínculo en su relación marital está roto, y tienen un temor interno de que si el hijo se va, se termina de dar cuenta de que en realidad, a pesar de estar junto a su pareja, se sienten solos. Y convierten al hijo o hija en una especie de tabla de salvación para evitar esta tan temida soledad.

Los hijos están plenamente capacitados para vivir en forma independiente a los padres; y nosotros como padre debemos promover en ellos esa autonomía e independencia. De esta manera, crearán relaciones con vínculos de confianza y amor.

Cuando los hijos adultos se van, los padres crecen, y a su vez, el hijo madura.

¡Padre!, al librarte de la codependencia, te va a sobrar tiempo para  enfocarte en tu vida, y comenzarás a llenar esos vacíos que tienes. Puedes trabajar en reencontrarte como tu pareja, planificar viajes, hacer vida social y tener sus propios amigos de forma que la atención no gire alrededor de sus hijos.

  • Dependencia emocional entre amigos

Los amigos codependientes se vuelven tóxicos al punto de querer inmiscuirse en los asuntos más íntimos de tu vida. Reclaman atención sin entender que tienes una vida propia que deben respetar. Algunos te incitan a hacer cosas que no está bien.

Para librarte de ello, puedes establecer límites claros y sanos a esta conducta invasiva de tu amigo o amiga. Si no puede entender, con el respeto y la consideración que se merece; puedes irlo apartando de aquellas áreas de tu vida donde te está haciendo daño.

Si tú mismo descubres que eres codependiente a alguna de tus amistados, toma la iniciativa de darle espacio a tu amigo o amiga; reconocer sus límites y no sobrepasarlos.

¿Cómo superar la dependencia emocional?

El codependiente no hace otra cosa que pensar todo el tiempo e intentar controlar a la otra persona.

El codependiente no hace otra cosa que pensar todo el tiempo e intentar controlar a la otra persona.

A continuación, les proporcionaré una serie de tips que podrían aplicar en tu vida para librarte poco a poco de esa codependencia emocional en la que estás inmerso. No se trata de algo que lograrás de un día para otro; pero si marcará el inicio de una nueva relación contigo mismo y con los demás. Vencer esta codependencia o  apego emocional depende de tu trabajo personal y tu constancia.

  1. El primer paso para librarte de esa co dependencia es reconocer que vives en una.

Nunca podemos solucionar aquello que negamos, ni aquello que no comprendemos. Por lo que el primer paso es reconocer que tenemos un problema.

  1. Invertir en tu desarrollo y crecimiento personal.

Este es un factor fundamental para aumentar tu confianza, creer de nuevo en ti y mejorar tu autoestima. Si te permites trabajar esto, te sentirás más merecedora como persona, menos vulnerable a las opiniones de los demás; te sentirás más libre, más fuerte y libre de esa dependencia emocional.

  1. Puedes pensar un poco más en ti, y no vivir sólo por la otra persona.

Esto no quiere decir que debes volverte egoísta, sino que te des cuenta de que la otra persona es importante, pero que no es más  importante que lo que tú eres, y que las opiniones de los demás no te deben definir. Debes trabajar en reforzar tu identidad personal y desarrollar una autoimagen valiosa que sea digna de ser respetada y amada.

  1. Suelta el pasado.

Siempre hay que aprender del pasado, el vivir en ese pasado traerá y añadirá una enorme y pesada carga sobre tus hombros que no permitirá que desarrolles relaciones sanas en la actualidad.

  1. Cambia tu sistema de creencias.

Quizá te has creado en tu mente unas reglas rígidas o creencias sobre cómo tiene que ser una relación y sobre cómo tienen que comportarse los demás para que estas funcionen bien. Esas creencias personales -en ocasiones erróneas- confieren  una enorme carga para  cualquier relación y se convierten en una fuente de constantes decepciones porque nunca la otra persona llenará nuestras expectativas de lo que para nosotros es una relación ideal.

  1. Asume la responsabilidad de tus emociones.

Pensar y sentir que nuestras emociones son controladas por lo que viene desde afuera, nace de la interpretación y el significado que damos a las cosas que suceden en nuestra vida. Reconocer y asumir que nadie más que nosotros mismos somos dueños y responsables de nuestras interpretaciones; y por tanto, de nuestras emociones, es un paso grande hacia la libertad de relaciones co dependientes.

  1. Podemos aprender a estar bien con nosotros mismos.

Eres la persona con la que más tiempo vas a pasar el resto de tu vida. Por eso, debes aprender a estar contigo, haciendo cosas que te satisfagan y te hagan sentir en paz. Tu relación contigo; y por supuesto principalmente con Dios; son las relaciones que más debemos cuidar.

  1. Busca ayuda profesional.

Algunas herramientas de profesionales expertos (psicólogos o consejeros), pueden ayudarte a superar esta situación de codependencia y a darte cuenta de cuál es el problema. Sin embargo, salir de este oscuro lugar, de la relación tóxica, no es fácil. El cómo mejorar tu autoestima y utilizar tus habilidades interpersonales favorecerá tu bienestar.

La autoestima

El paso más importante para salir de esta codependencia emocional, es desarrollar una mejor autoestima.

Lo primero que tienes que hacer es, es tomar conciencia del punto desde el que partes y los cambios que necesitas:

  • Comienza por darte palabras de afirmación, porque a menudo eres el peor de tus críticos
  • Es importante que destaques lo valioso que hay en ti. Enfócate en un objetivo y propósito de vida.
  • Dale tiempo al tiempo y vive un día a la vez, no te apresures en ver cambios inmediatos.
  • De pronto en este momento no estás seguro de lo que quieres.

Herramientas bíblicas para superar la dependencia emocional

Gálatas 1:10 que dice. “Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo”.

El resultado de un patrón de relación codependiente es que Dios toma el segundo lugar en nuestras vidas. El codependiente carece de fe y confianza en un Dios que provee sus necesidades más profundas y, como resultado, manipula a otros para obtener lo que quiere y sentir que tienen algún valor.

La razón por la cual el co dependiente se apega tanto a otra persona es porque has creído que ellas pueden llenar la necesidad del amor de Dios que todas las personas tenemos. Efesios 1:22-23 dice “ ……..y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que TODO lo LLENA en TODO”.

Todo amor que no produce paz y alegría, sino angustia o culpa, está contaminado de codependencia. Ese tipo de amor patológico, y obsesivo, es sumamente destructivo. La codependencia crea amargura, enojo y culpabilidad irracional, y esto constituye un pecado en nuestra vida. Somos imagen y templo de Dios, así que no debemos albergar en nuestro corazón ni angustia ni ninguna otra emoción dañina.

Solemos proyectar el trato y cariño de las personas con el amor de Dios, y así no funciona. Tenemos que aprender a quitar la mirada del hombre y aprender a ponerla en Dios. Lo que el hombre hace o dice no determina tu valor, tu destino, ni tu futuro. Tu valor, destino y futuro está en las manos de tu Padre celestial, nadie te puede dar o quitar lo que Dios ya te dio.

Reflexión

Las personas pueden tirarte piedras, decir mentiras de ti, se pueden alejar de tu vida, hacerte comentarios hirientes, defraudarte, decirte que no eres atractiva o talentosa; pero si te aferras a lo que el Dios omnipotente dice de ti en su palabra te vas a sentir mejor. Él dice que eres escogido, amado, aceptado, sal de la tierra, luz del mundo, real sacerdocio, nación santa, una joya preciosa en manos del alfarero. Si aprendemos a buscar en nuestros desiertos la verdadera fuente de agua viva en la palabra de Dios, Él suplirá todas nuestras necesidades conforme a todas sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Recuerda, no eres hermoso o atractivo por lo que usas, o por lo que vale la ropa que vistes; has sido creado a la imagen y semejanza de Dios, y nuestro Dios es un Dios hermoso, por tanto, somos hermosos también.

Tú no eres lo que el hombre dice de ti, el único poder que las personas tienen sobre ti, es el poder que tú les das. Si la manera como respondes a la agresión del otro, depende de cómo el otro te trata, no te estás comportando como una persona que tiene el control de su propia vida, el control lo tienen los demás. Tu identidad y estima no dependen del valor que los otros te den, si aún no lo sabes, tu valor es tan grande que Dios entregó a su único hijo para rescatar tu vida de la condenación. La palabra de Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Así que recuerda, tu valor no depende de otros, “Tu valor viene del cielo”.