El ser humano en general está diseñado para afrontar cambios, el no asumirlos puede provocar en él un gran impacto en sus emociones, suscitándose incluso alteraciones en su salud física.
Existen cambios a nivel personal, laboral y financiero que no son fáciles de enfrentar. Por lo que es necesario hacer cambios en nuestras vidas, para no quedarnos estancados en la tristeza, en la soledad, o en el resentimiento; sino más bien, mantener el optimismo, la fe, la esperanza y un buen estado de salud.
Una persona inteligente, es aquella que no se queda sentada esperando que pase la vida, esto no constituye una opción; una persona con inteligencia emocional no solo busca información para cambiar; si no, que se involucra activamente en esos cambios para reinventarse a sí misma.
Todos nacimos con talentos y dones dados por Dios; por ende, enfocarse en esos talentos, recursos y posibilidades que tenemos, nos permitirá decidir qué hacer, y salir de nuestra zona de confort. Las personas que se han preparado académica, emocional y espiritualmente, tendrán un mayor abanico de opciones para afrontar las vicisitudes que les presenta la vida.
Dos puntos de vista
Hay dos formas extremas en que podemos asumir la vida; y depende mucho de cómo nos vemos a nosotros. Si nos vemos débiles, desvalidos, acabados, tristes, dependientes y deprimidos; probablemente, nuestro futuro será obscuro y lleno de fracasos. Pero si somos capaces de reconocer quienes somos, el valor que tenemos y nuestras capacidades; y en función de esto, visualizamos un futuro brillante, esperanzador; lleno de triunfos, y una vida feliz, de seguro nos espera un futuro lleno de posibilidades.
La grandeza de una persona está en vivir de acuerdo a quien es en realidad, y no en función de lo que cree que es, o de lo que los demás digan o piensen sobre ella. Entonces, en función de cómo nos vemos y de si nos sentimos capaces, tendremos la opción de decirle “si” a cualquier desafío que se nos presente la vida. Lo importante de asumir algún tipo de desafío es tener una visión, es preguntarnos ¿Que queremos?; y a pesar del miedo y la obscuridad que parece reinar a nuestro alrededor a veces, decidir avanzar y seguir creyendo que hay un futuro brillante y victorioso para nosotros. Y aunque en oportunidades nos parezca que las fuerzas nos fallan y no tengamos ganas de seguir, por temor al futuro, no es tiempo de quedarse; ¡avanza, no te quedes, sigue y Dios te dará fuerzas!
Influencia de nuestros pensamientos y palabras
Ciertos cambios importantes a nivel del sistema nervioso se activan cuando adoptamos una aptitud optimista y positiva; por ejemplo, aparecen nuevas conexiones neuronales (lo que llamamos neuroplasticidad), las neuronas se interconectan, comparten más información, y nos volvemos mucho más inteligentes. Así que no nos conviene quedarnos en el pesimismo. Otro evento que ocurre, es que en unos centros cerebrales se comienzan a segregar dopamina, y aprendemos más de prisa. Incluso, nos volvemos más creativas. Además, puesto que ocurre un aumento en el riego sanguíneo de la parte prefrontal del cerebro, se suele pensar con más claridad, y por ende, se toman mejores decisiones.
Para ello con inteligencia podemos reconocer con sabiduría que podemos y que no podemos cambiar. A veces, nos bloqueamos y nos quedamos estancados en la ira, el miedo o el resentimiento, que incluso puede llegar a enfermarnos; debido a que nuestro sistema nervioso está atento a los pensamientos y emociones negativas, que enviar información a las glándulas suprarrenales a través de los neurotransmisores, produciendo un incremento del cortisol, sustancia que disminuye la respuesta inmune; predisponiendo al organismo a padecer infecciones, y aún cierto tipo de enfermedades crónicas como el cáncer. La conexión entre esta triada, es el principio de la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE).
Cambios que puedes asumir
A continuación se proporcionarán algunos tips sobre ciertos hábitos, pensamientos y conductas que podríamos comenzar a cambiar para obtener esa sensación de bienestar que contribuirá a que avancemos por la vida con optimismo, entereza y esperanza.
- Soltar el pasado
Una de las primeras cosas que podemos aprender a hacer es a soltar el pasado. Podemos aprender de ese pasado, pero no tenemos forma de cambiarlo, así que no vale la pena afanarse en recordarlo y estancarse en lo pensamientos de lo que hicimos o no hicimos bien. Lo que si podemos es cambiar nuestro futuro, trabajando y sembrando en nuestro presente. Podemos empezar proyectándonos o visionándonos hacia el futuro con algún proyecto de vida que nos genere ilusión y esperanza. Esto nos dará fuerzas en el presente para seguir.
Podemos decidir abandonar el temor de desprendernos del pasado, y aún desprendernos del temor de enfrentar el futuro. Nos tocará tomar decisiones de vida; en la cual, tiene parte importante nuestras creencias. Ese conjunto de creencias es nuestro paradigma personal, y este paradigma nos sirve de lente para interpretar la realidad, desde una perspectiva buena o no tan buena. Si descubrimos que este sistema de creencias no nos favorece, podemos cambiarlo y procurarnos una óptica que nos proporcione una perspectiva más positiva y optimista de la vida. Siempre habrá una fuerza que nos mueve por encima del temor y la incertidumbre por el futuro; y Dios se convierte en esta fuerza esperanzadora para los que creen en Él. Si somos capaces de deshacernos de ese temor al futuro, construiremos un buen principio para que este temor desaparezca, y de esa manera sentiremos un menor peso en nuestros hombros.
- Asumir nuestro círculo de responsabilidad
Asumir nuestro círculo de responsabilidad permitirá no victimizarnos: Es lógico enojarse y revelarse ante una situación injusta, pero es completamente inútil desgastar nuestras energías preguntándonos: ¿Por qué me pasa esto a mí?. Y peor aún, ver culpables en todos lados. Esta posición de víctima, nos introduce en un proceso de duelo en el cual acumulamos mucho resentimiento y frustración. No se trata de no quejarnos, es válido hacerlo. Pero que parezca que damos gritos desesperados buscando atención a como dé lugar. Este papel de víctima, incrementa las posibilidades de enfermar, porque adoptamos una posición en la cual pareciera que no tuviéramos ningún control de nada de lo que sucede; y podemos desesperarnos y angustiarnos, y esto repercute en la triada sistema nervioso-sistema endocrino-sistema inmunológico.
- Cuidar las palabras
En las palabras hay poder de vida y de muerte. Cuando hablamos transmitimos a los demás lo que pensamos y sentimos de nosotros mismos. En esto toma parte importante las denominadas neuronas espejo, estas pueden leer como nos sentimos (a veces podemos incluso intuir lo que está pensando la otra persona). Tras la acción que vemos en el otro, solemos conectarnos a ese acto, ese pensamiento o ese sentimiento a través de estas neuronas espejo. Si caminamos por la vida reconociendo nuestras capacidades y talentos, eso mismo proyectaremos al mundo. Cambiar el tipo de palabras que usamos es importante, si usamos palabras negativas como problemas, dificultades, maldad, y aún el hecho de juzgar, etc., se generarán cambios hormonales que nos atraparán en medio de emociones generadoras de aflicción, que puede llegar incluso a enfermarnos. Podemos cambiar estas palabras por otras que generen felicidad, éxito, belleza, amor; es decir, palabras que nos llenen de emociones positivas. La biblia lo describe como paz y gozo, ese sentir de que tenemos todo lo que es necesario para estar tranquilos y felices en la vida, independientemente de lo que pase.
- Cuidar nuestras relaciones
Una persona con inteligencia emocional que tiene una perspectiva fresca y optimista de la vida debe vigilar con quien se relaciona. Porque aliarnos con personas nocivas o tóxicas que succionan nuestra energía y drenan nuestras ganas de vivir repercutirá en nuestros pensamientos y en nuestras acciones. Si no queda más opciones que tolerarlas, porque conviven o trabajan con nosotros, podemos aprender a filtrar todo lo que oímos. Tomar lo bueno, y desechar lo malo. Si descubrimos que aún nosotros mismos tenemos conductas tóxicas, debemos considerar trabajar en nuestro sistema de creencias. ¿Cómo saber si estamos siendo tóxicos?; porque nuestra visión de la vida lo proyectará. En esta vida hay cosas bellas y feas, positivas y negativas; pero si estamos empeñados en ver solamente el aspecto feo y negativo de la vida como nuestra única realidad, debemos considerar seriamente trabajar en esa toxicidad, porque nos causaremos daño no solo a nosotros mismos, sino a nuestras relaciones y aún nuestros planes de vida.
- Saber elegir aliados
Mantenernos conectados con las personas adecuadas es importante. Dios, nuestro creador y diseñador conoce perfectamente que no podemos permanecer solos, y por eso su sagrado mandamiento de amarnos y de sobrellevar unos las cargas de los otros; además, científicamente se sabe que la inteligencia se atrofia con el aislamiento; y hay situaciones en la vida en las cuales procuramos el aislamiento por sentirnos desvalorizadas y avergonzadas; y nuestra autoestima e identidad se ven profundamente afectadas. Esto puede ocurrir ya sea por la pérdida de un trabajo, de la posición económica, de liderazgo o de relaciones importantes que tienden a ensimismarnos. Así que, es importante que eso no nos alejemos de las personas que nos aman y nos animan. Es importante recordar, que valemos mucho como persona. Dios nos dio un valor cuando nos creó, además, nos diseñó con muchos dones y talentos; y podemos perfectamente explotarlos.
- Movimiento, siempre en movimiento
La biblia dice que no prosperaremos si nos volvemos perezosos. Es imperioso decirle “fuera” a la inactividad. Para ello es recomendable caminar y hacer ejercicios físicos. Necesitamos movernos para llenar nuestros pulmones de oxígeno y acelerar el corazón. Científicamente está demostrado que el oxígeno es perjudicial para las células cancerígenas, estas sólo sobreviven en ambientes libres de oxígeno, mientras que mueren cuando el oxígeno llega a donde ellas se están proliferando. Por su parte, la literatura indica que las infecciones también ceden ante la presencia del oxígeno del medio.
En relación a este movimiento, en la práctica de ejercicios se liberan endorfinas que producen una sensación de bienestar; también se libera oxitocina que es llamada la hormona del amor, esta hormona desconecta el centro del miedo (que incluye la angustia y la desesperanza que no son más que las distintas caras del miedo). La biblia dice que el perfecto amor, echa fuera todo temor; he aquí entonces la cara científica de estas dos emociones “amor y temor”. Esta oxitocina también protege el corazón, a la vez que baja los niveles de colesterol y triglicéridos. Contribuye también a incrementar los niveles de una sustancia llamada BDNF (o factor neurotrófico derivado del cerebro) que hace que se generen nuevas neuronas, favoreciendo la conexión entre ellas, tornando a las personas más inteligentes; y por ende, solemos aprender más de prisa, independientemente de la edad que tengamos; así que no tienes que ser joven para aprender cosas nuevas y obtener un excelente equilibrio mental.
- Alimentarse sanamente
Cuidar el cuerpo por medio de una alimentación sana es importante, no solo para mantener una excelente apariencia externa por medio del control del peso, si no, para conservar un buen estado general de salud. Una dieta saludable consiste en minimizar el consumo de alimentos ricos en grasas y carbohidratos; y los productos procesados con altos contenidos de sal.
Se debe incrementar el consumo de vegetales y frutas; que no solo mejorará el funcionamiento cardíaco, si no, el estado anímico. ¿Por qué? Porque se ha demostrado que un alto consumo de azúcar, principalmente en personas con predisposición a la diabetes, tiende a disminuir la llegada al cerebro de la hormona de la felicidad llamada serotonina. A su vez, este neurotransmisor, tiene un papel importante en la síntesis de melatonina, sustancia involucrada en el ciclo de sueño vigilia. Razón por la cual, una dieta rica en carbohidratos, en ocasiones se acompaña de un estado anímico bajo, junto a ciertos periodos de insomnio. Entonces, tomarse en serio, un buen plan de alimentación de acuerdo a la estatura, peso y estado general de salud, nos permitirá dormir mejor y llenos de optimismo; y esto, nos mantendrá enfocados en nuestros objetivos.
- Conservar la imagen externa
Estar contentos con lo que vemos de nosotros mismos en el espejo, impacta positivamente sobre nuestra autoestima, o nos hará perder el sentido de valor personal. Solemos ser duras con nosotros mismos, pensando incluso que merecemos ser tratados como una cosa, y permitimos cosas que degradan nuestro valor como personas. Es conveniente aclarar que la imagen externa no determina nuestro valor. Somos valiosos sin necesidad de que nos lo estén recordando todo el tiempo. Pretender eso, solo demuestra que necesitamos trabajar en nuestra autoestima y el auto concepto que tenemos de nosotros mismos.
- Adoptar buen habito de sueño
Debemos cultivar el hábito de dormir entre 7 a 8 horas diarias; porque el dormir mal activa los mecanismos de estrés, lo que incrementa los niveles de adrenalina; esta hormona tiende a producir desgaste al organismo; también, afectará la memoria provocando falta de concentración; además de disminuir nuestra atención para trabajar y aprender.
- Cultiva el sentido del humor
No te tomes demasiado en serio; la vida es una sola, y nadie saldrá vivo de ella. Cuando reímos en la glándula pituitaria de nuestro cerebro se liberan endorfinas, dopaminas y serotoninas. Llamadas hormonas de la felicidad. Estos neurotransmisores favorecen el funcionamiento del sistema inmune, ya que estos inhiben la liberación del cortisol (denominado hormona del estrés). Por lo que reír contribuye a disminuir el estrés, la ansiedad y la depresión. Además, reír fortalece el corazón, aumenta la creatividad y la productividad; y en líneas generales también mejora las relaciones personales. A veces, la situación en la que vivimos es tan grave que no conseguimos razones para reír; sin embargo, Dios en su palabra nos regala una promesa que podemos acoger y que dice “que en el gozo del Señor, está nuestra fuerza”. Te invito a apoderarte de ella.
- Aprende un nuevo oficio
Ya se mencionó como el ejercicio, la risa y una actitud optimista, facilitan el aprendizaje; así que, no tienes porqué quedarte con lo que hoy día sabes, es conveniente que te vayas preparando en otras áreas en las que quizá nunca hayas incursionado y nunca pensaste en incursionar. El prepararte te brindará la ventaja de que si te llega una oportunidad, la verás y la aprovecharás. No se trata de poner en un cajón lo que hasta ahora has aprendido, y para lo que te estuviste preparando toda la vida; pero nunca es tarde para aprender y probar algo nuevo.
- Establécete metas
Es importante establecernos metas realistas a corto y mediano plazo; para ello podemos evaluar con qué y con quienes contamos para iniciar ese futuro provisorio que visionamos. Esto ayudará a tener una perspectiva positiva de un futuro esperanzador. Si queremos emprender; necesitamos escoger a personas honestas para la alianza. Si se trata de personas cristianas, que tienen a Dios como estandarte en su vida; traer la mentalidad de Reino a ese negocio que desea emprender, con los valores que implementa la biblia y de seguro le garantizará prosperidad.
Testimonio
Quiero cerrar este artículo compartiendo mi testimonio de vida: Hay gente que te dice que lo pienses, de seguro con muy buenas intenciones; sobre todo cuando vas a tomar una decisión transcendental en tu vida. Te dice: “no lo hagas”; lo importante es no caer en dudas al respecto.
Después de mucho pensarlo, y después de casi 30 años de trabajo como docente universitaria, pedí mi jubilación; aunque confieso que hasta hace algunos años, a pesar de que ya sentía que mi tiempo en ese lugar había acabado y debía cerrar este ciclo en mi vida; tenía temor de dejar lo que representaba pala mí, mi “zona de confort”. Luego llega la pandemia, y casi caigo en pánico, en un principio pensé “la cosa se agravará”. El temor inicial es algo natural siempre y cuando no nos paralice y no nos permita hacer lo que tenemos que hacer. Pero ha pasado que en este tiempo Dios ha estado procesando cosas en mi carácter y personalidad, y quitando todo aquello que no me convenía y me tenía estancada.
Por otra parte, aunque en cierta forma lo hacía, volví a retomar los buenos hábitos alimenticios y una rutina de ejercicios, iniciando de nuevo el cuidado de mi cuerpo como antes lo hacía. En este tiempo, también he estado leyendo y estudiando mucho; y he evaluado los talentos que tengo para explotar. He tenido la experiencia de incursionar en varias áreas nuevas para mí; y hoy día en una muy importante con el apoyo de amigas y personas especializadas en el área, en un proyecto que me hace bailar el alma. Y sé que con esfuerzo, entusiasmo, y sobre todo, con la actitud correcta y la fe puesta en Dios, podré alcanzar el éxito en lo que estoy haciendo. Y de seguro, mi organismo también me lo agradecerá.